"Educarse en familia, una introducción humana y espiritual" es un breve texto escrito por Raúl Avalos Rios, un papá homeschooler que junto a su esposa Maricela, han tenido 9 hijos (dos en el cielo) y han educado en casa durante 14 años.
Llegué a este libro a través del Blog de Xhonané Olivas, "Familia Católica Homeschooler", y en él, la autora recomienda especialmente difundir este material tan rico para las familias que educan en casa, es por eso que he decidido publicarlo en este blog para todas las familias de Argentina!!
Qué lo disfruten!!
EDUCARSE
EN FAMILIA
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Una
introducción humana y espiritual
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Raúl Avalos Ríos
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© Raúl Avalos Ríos
2013
Dedicatoria: A la Familia Divina y
la Sagrada Familia, imagen de la Familia Divina.
Pidiendo la gracia de que la familia humana alcance la plenitud
querida por el Querer Divino
INTRODUCCIÓN
1.
Nadie puede negar la
importancia de la educación en la vida de cada ser humano y en la sociedad en
general. Si definimos la educación —considerando los conceptos que tradicionalmente en la historia se
han expresado— como la actividad que lleva a
plenitud al ser humano; tendremos que admitir que en esta época deja mucho
que desear.
Ø La desintegración familiar
contribuye a elevar los índices de criminalidad, pues más de 80 por ciento de
las personas que están en las cárceles
provienen de familias disfuncionales (Consejo Mexicano de la Comunicación CMC).
Ø
En los últimos seis años se ha incrementado en 50% el número de adictos en el
país, afectando sobre todo a personas entre 12 y 25 años (Secretaria
de Salud -Encuesta Nacional de Adicciones).
Ø
Más de 10 millones de niños,
niñas y adolescentes tienen algún problema de salud mental y adicciones (Comisión Nacional contra las Adicciones)
Ø
Entre un 15 y 45% de las personas que sufren
depresión termina suicidándose y dos terceras partes ocurren en muchachos
menores de 20 años (Dpto. de Psiquiatría y Salud Mental de la
Facultad de Medicina de la UNAM).
Ø El número de suicidios entre niños y adolescentes se ha cuadruplicado en 15 años
(INEGI).
Ø El suicidio
es, en México, la séptima causa de muerte en niños entre los 5 y los 14 años de edad, y la tercera entre los adolescentes. (INEGI)
Ø La mayoría de los suicidios que ocurren en México se
producen entre los 11 y 19 años de edad (New York Times).
Ø A nivel mundial en los últimos 50 años el suicidio
ha aumentado 50% en mujeres y 75% en hombres (Organización Mundial de la
Salud).
2.
¿Qué está pasando con el
ser humano en esta época? ¿qué está sucediendo con la educación de las nuevas
generaciones? ¿es una cuestión de sólo aumentar la información? ¿dónde está la plenitud? Estamos en la época de más
adelantos técnicos y científicos que haya existido en la humanidad y, sin
embargo, ya vimos las estadísticas.
3.
Sobre este tema y en busca
de una solución que llegue a la raíz del problema es de lo que se trata este
pequeño libro. Sin llegar a ser obviamente exhaustivo; es más bien una introducción a este tema fascinante, que
por los signos de los tiempos se percibe que irá tomando cada vez más importancia
y será abordado cada vez por más personas.
4.
Es un hecho que la
educación escolarizada tal como es hoy en día en México y en muchos países no
está cumpliendo las expectativas; y tampoco en muchos hogares se está dando la
educación adecuada.
5.
Este libro trata a modo de
introducción de mostrar la educación como
tendría que ser. Esta educación —como tendría que ser— tiene como fundamento el
hogar como ambiente central, no la escuela o colegio. Es dejar el sistema
escolarizado y tomar el sistema familiar;
que podríamos incluso decir que es el sistema
natural[1]. A
esta educación que es educarse en familia
la podemos llamar en todo el sentido del término: educación en el hogar.
6.
No se dan aquí recetas de cocina en la educación; sino
se dan los criterios fundamentales de
la educación en el hogar. De esta
manera cada padre de familia podrá aplicar y aterrizar en cada caso estos
criterios a su educación. Y de esta manera es como se adquiere a plenitud una
educación realmente personalizada.
7.
Muchos padres de familia
quisieran algo todavía más concreto y pueden caer en la tentación de querer
tener la receta. Pero en este tema la
receta no es adecuada. Porque es importante que los padres piensen, reflexionen
sobre cómo desean aplicar estos criterios. Si no es así se corre el riesgo de
que no sepan qué buscan con la educación de los hijos y caer en las mismas
deficiencias de la educación escolarizada: educar en serie, de manera
despersonalizada y bajo esquemas que se aplican por inercia sin saber qué
queremos.
8.
Esta tentación de recibir
todo hecho y simplificado hasta el extremo es un mal de nuestros días; en que
las personas se han acostumbrado a tener las cosas con un “clic” y sin pensar las cosas. El no pensar, el
no reflexionar, el no tomarse el tiempo para meditar las cosas con tranquilidad
es la causa de muchos de los grandes males de nuestro tiempo, tanto en la familia como en la sociedad.
Y si queremos una educación mejor, un mundo mejor no podemos caer en estas
mismas deficiencias si queremos una educación mejor para nuestros hijos.
9.
Si no se es capaz de
aterrizar estos criterios fundamentales a la propia familia porque no se quiere
pensar, reflexionar o meditar, entonces es muy posible que las razones que el
lector esté tomando o haya tomado para educar mejor a sus hijos y en un sistema
familiar hayan sido superficiales y
esto puede causarle problemas después en la aplicación de la educación en su
hogar.
10.
Por eso es necesario que
los padres que lean estas páginas les guste pensar y reflexionar o tomen la decisión de aquí en delante de hacerlo;
por el bien de sus hijos, de su vida y de la sociedad.
11.
Este trabajo, gracias a
Dios, es fruto del trabajo profesional de muchos años, de la experiencia de 20
años de casado, nueve hijos y de educar en el hogar desde el inicio. Mi esposa
y yo, fruto de conocimientos educativos, reflexión y discernimiento, estábamos
decididos por esta educación en el hogar desde antes de casarnos; y antes de
que llegaran los hijos ya había un diseño educativo.
12.
Espero por tanto que este pequeño libro sea de
beneficio para ti que lees estas páginas. La educación de nuestros hijos es un
tema central en nuestras vidas y debe
tomarse con toda seriedad. Que Dios te bendiga ti lector y el fruto de esta
pequeña obra.
CAPITULO 1: LA EDUCACIÓN EN LA VIDA HUMANA
13.
¿Quién se encarga de educar
al ser humano? La realidad es que es la
Familia la encargada de este cometido; para bien o para mal así es. Esto
significa que si la familia está en crisis, la educación también lo estará; y
esto es precisamente lo que estamos viviendo en la época actual. El pilar de la
familia es el matrimonio y si el matrimonio está en crisis, entonces también la
familia. Ya vimos estadísticas sobre problemas emocionales y adictivos, ahora
veamos sobre el matrimonio y la familia:
Ø La violencia en los hogares mexicanos se dispara,
aseguró Clara Jusidman, especialista en desarrollo y política social, … en el
marco del Seminario Permanente de Violencia Familiar en el Distrito Federal.
Ø En los últimos años ha aumentado en México el divorcio
un 400% (INEGI)
Ø La
desintegración familiar provoca: depresión, problemas psicológicos, suicidio,
entre otras cosas, tanto en adultos como en los hijos. (Comisión para la
Defensa de los derechos humanos)
14.
Es un hecho —que las estadísticas
confirman— que hoy en día están aumentando los problemas emocionales,
trastornos psicológicos, adicciones, violencia familiar, suicidio, etcétera, y
efectivamente también el divorcio y la desintegración familiar. Hay una
relación directa entre estos padecimientos humanos y la estabilidad familiar.
15.
La finalidad de este libro
es mostrar que el camino de la auténtica educación es cuando los padres asumen
de manera auténtica este cometido y esto implica darle la prioridad al matrimonio y a los hijos. Esta prioridad tiene que ser
en la práctica y en la vida de todos los días, no solamente una frase o una
idea que se dice o platica. La función de los padres es esencial:
"Los padres son los primeros y principales educadores de
sus propios hijos, y en este campo tienen incluso una competencia fundamental: son educadores
por ser padres." (Juan Pablo II, Carta a las Familias, n. 16).
16. Vamos a ver que lo natural
es que los hijos se eduquen en el hogar
en los primeros años de su vida y gradualmente vayan ampliando su círculo
familiar y social, para después ser ciudadanos sanos, valiosos y generosos que
aporten a esta sociedad.
17. La educación debe realizarse en el amor y para el amor; esto
es lo central en una verdadera educación, lo demás se irá añadiendo sobre esta
base. Los niños deben educarse en una atmósfera de amor y cariño, y esto es
completamente normal en un hogar, porque los padres que se aman han traído al
hijo como fruto de su amor, el cual es signo y expresión de ese amor; por eso
los padres aman a sus hijos de una manera mayor que cualquier otra persona
ajena a ellos en este mundo, por lo menos hasta que los hijos se casan.
18. Por ello, lo ideal es que los padres los eduquen, y cualquier ayuda externa a los padres en la educación
de sus hijos debe hacerse de modo subsidiario;
ya que de otra forma se delega ilegítimamente esa educación, violentando la
naturaleza misma de la familia.
19. Subsidiario significa que se suple o se apoya en una función o
acción a una entidad principal, es decir, se hace lo que otro no puede hacer,
aunque ese otro es el principal para realizarlo. Este principio de
subsidiaridad está bien empleado cuando el actor principal no puede realmente hacer lo que le corresponde.
20. En la educación de los hijos son los padres los primeros y fundamentales actores de la educación, por ello, son los
principales educadores. Si los padres
aplican correctamente el principio de subsidiaridad, quiere decir que educarán
a sus hijos en todo lo que puedan, y usarán solamente las instituciones
externas cuando no puedan realizar en persona determinada actividad educativa;
e incluso, por razones insuperables, no consigan adquirir la preparación para
esa determinada actividad.
21. Esta exigencia educativa, bien entendida, debería lograr que padres
bien preparados enseñen a sus hijos los conocimientos básicos de una cultura
general; de modo que los padres den la educación integral a sus hijos, no solamente las buenas costumbres, la moral
y la religión, sino también lo que se llama "instrucción", es decir,
la base cultural.
22. Los padres, obviamente, no pueden estar preparados para todas las
carreras que se enseñan en una universidad, por eso la universidad es legítima
y actúa como complemento de cierta preparación que el hogar no puede dar, ni es
su finalidad hacerlo. Pero sí es posible que unos buenos padres (generosos) que
no sean analfabetos, con un poco de esfuerzo, y si las circunstancias no son
insuperables, puedan prepararse para dar la base cultural a los hijos.
23. La base cultural podemos enmarcarla (con ciertas modificaciones) en
lo que se enseña actualmente en las escuelas y colegios, la instrucción que se
imparte desde la primaria hasta la preparatoria. Pero para que los padres no se
asusten, no se refiere a toda la cantidad de información que se ve en el
sistema escolar ni de esa manera (cantidad que de todos modos no sirve casi de
nada porque casi toda se olvida). De este modo, solamente se dejarían las
escuelas y los colegios para los hijos que por motivos insuperables no pueden
recibir esta enseñanza de sus propios padres.
24. Si se analiza bien lo que es la familia, se observará que por
naturaleza ella debe realizar esta labor educativa, ya que le corresponde
esencialmente; esto deben apoyarlo el Estado y la sociedad. De hecho, el Beato Juan
Pablo II expresa esta subsidiaridad en la carta a las familias:
"Los padres son los primeros y principales educadores de sus propios hijos…Ellos
comparten su misión educativa con otras personas e instituciones, como la
Iglesia y el Estado. Sin embargo, esto debe hacerse siempre aplicando
correctamente el principio de
subsidiaridad. Esto implica la legitimidad e incluso el deber de una ayuda
a los padres, pero encuentra su límite intrínseco e insuperable en su derecho
prevalente y en sus posibilidades efectivas." (Juan Pablo II, carta a las familias, n. 16).
25. Como se puede notar, es un hecho que se ha abusado de las escuelas.
Hay padres con la suficiente preparación, tiempo y medios para realizar esta
tarea; sin embargo se mandan a los hijos a la escuela como si fuera realmente
necesario para su educación. Si se profundiza lo suficiente, se verá que la
escuela no es lo ideal, ella es un motivo de división en la familia, con el agravante de que por su manera de
enseñar ¾de forma aburrida e intransigente¾ logra
con mucha eficacia apagar el deseo
natural de la persona humana por conocer la realidad.
26. Cualquier persona que haya tenido contacto con un bebé, se dará
cuenta que son creaturas con una sed de conocimientos impresionante, todo
quieren oler, chupar, ver, oír, tocar, etcétera; todo esto son indicios de esta
natural inclinación por conocer la realidad, que la expresó muy bien
Aristóteles desde hace ya muchos siglos: "Todos los hombres tienen
naturalmente el deseo de saber."[2];
pero las escuelas acaban con el amor a la verdad y el deseo de saber de manera
muy eficaz.
27. De hecho, cada día es más frecuente oír a los mismos padres quejarse
de las deficiencias de las escuelas y
de los colegios; y también se oye que en otros lados del mundo los padres ya
decidieron educar ellos mismos a sus hijos. La decadencia de muchas escuelas y
colegios en algunos lugares del mundo (donde existe el fenómeno de la droga,
acoso sexual de profesores a alumnos, asesinatos, etcétera), puede influir a
que los padres tomen esta decisión; la realidad es que no se debiera esperar a
tener esta decadencia escolar para que los padres asuman su papel auténtico y
pleno de educadores y padres.
28. El certificado oficial no es impedimento para que los padres ejerzan
su deber de educar; incluso los estudios abiertos reconocidos oficialmente
permiten que los padres eduquen y que los hijos tengan a la vez su certificado
oficial para cualquier requerimiento laboral o académico. Por lo menos aquí en
México contamos con los estudios abiertos (desde la primaria hasta la
preparatoria) que proporciona la SEP (Secretaría de Educación Pública), lo cual
es algo que todavía los padres no han valorado plenamente.
29. Además, los estudios abiertos permiten que se pueda incorporar a la
educación de los hijos otros estudios u otras actividades culturales
interesantes para ellos (por ejemplo: algunas manifestaciones de arte u otras
disciplinas); además de tener tiempo para empezar a educarse en la ética del
trabajo y de colaboración en proyectos comunitarios y sociales. Así, la
formación y la preparación será mucho más rica
y gozosa que la que dan actualmente
las escuelas y los colegios tradicionales.
30. Cuando los padres toman en serio su papel de educadores, ellos, papá
y mamá, forman un complemento imposible
de superar; por ello, los dos tienen que intervenir en la educación de los
hijos, y no solamente uno de ellos. Al padre le toca una labor propiamente de dirección, ya que es la cabeza de la
familia y director de ella, por tanto, él dirige también la educación. A la
madre le toca propiamente la labor de transmitir,
con el cariño, la delicadeza y el amor propios de la mujer, los conocimientos
adaptados a sus hijos, de acuerdo a sus capacidades, edades, gustos, etcétera;
de esta manera se logra realmente una educación auténticamente personalizada.
31. Todo esto enmarcado en el amor,
que es lo más importante. Esta educación no debe ser aburrida, sino divertida,
incluso a manera de juego, ya que a los niños les encanta jugar; por eso el
juego es un medio excelente para que los niños aprendan. El juego en el
aprendizaje es reconocido por la pedagogía actual y por la antigua (los griegos
ya se habían dado cuenta de ello). Es así que la educación en el hogar no es de
la forma en que se enseña en la escuela, con pizarrón y pupitres, sino con
juego, diversión, cariño y amor.
32. Los padres pueden asustarse pensando que tienen que dar a sus hijos
"todos" los conocimientos que se ofrecen en la escuela en los doce
años que abarcan desde la primaria hasta la preparatoria; pero la realidad es
que los padres con poco esfuerzo pueden enseñar mucho más, ya que cuando un
hijo sale de la preparatoria prácticamente no sabe nada, con suerte sabe leer,
escribir (y muchas veces muy deficiente), sumar, restar, multiplicar, dividir,
a veces realizar operaciones con
quebrados, mucha información que la memoria ya olvidó, una aversión (en algunos
casos odio) al estudio y sin la habilidad y sin la experiencia de lo que es el
trabajo. Además de una cantidad inmensa
de horas pasadas sin su familia. Unos padres amorosos pueden conseguir mucho
más.
33. Además tienen grandes herramientas que proporciona el mundo moderno.
Pero lo principal que tienen es su vocación
al matrimonio, que es una vocación a la vida y a la educación, un hogar que es
natural y, por lo mismo, ideal para la formación de los hijos; pero por arriba
de todo tienen el amor que vale más que todos los obstáculos juntos o aparentes
obstáculos (desafortunadamente muchas veces es el egoísmo el que deforma esta vocación de padres que los aleja de
su auténtica realización y responsabilidad).
34. Para cuando sea necesario usar del principio de subsidiaridad
(porque los padres ya fallecieron o las condiciones son por alguna razón insuperables en el algún momento), las
escuelas tendrían que esforzarse por tener una manera de enseñar semejante a cómo sería en un hogar. El
sistema escolar actual tiene que trabajar mucho para lograr este fin, ya que
actualmente está lejos de él, es más, parece que se aleja. En este momento
podemos hacer una exhortación a la sociedad y a los Estados para que trabajen
en esta línea: que las escuelas enseñen, o se aproximen, como se debe enseñar
en un hogar.
Visión espiritual de la educación
27.
La visión espiritual también apoya este aspecto; ya que el ser humano
completo abarca también el aspecto espiritual y en este sentido el objetivo es
todavía más alto; es formar ciudadanos celestiales.
Es formar a los hijos para la vida eterna.
Obviamente las dos dimensiones: la celestial y la humana no se contraponen,
sino se integran. El modelo obvio es Jesucristo —verdadero
Dios y verdadero hombre— Él
integra en sí mismo estas dos realidades a la perfección. Por eso el corazón de la educación es que los hijos
imiten a Cristo.
"Si al dar la vida los padres
colaboran en la obra creadora de Dios, mediante la educación participan de su pedagogía paterna y materna
a la vez." (Juan Pablo II, Carta a las Familias, n. 16).
28.
De aquí se
deriva una pregunta obligada: ¿cómo fue educado Jesús? Veamos qué dice la
Sagrada Escritura:
Después
de cumplir todo lo que ordenaba la
Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios
estaba con él… El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su
madre conservaba estas cosas en su corazón. (Lucas 2, 39-51).
29.
Jesús fue educado en su hogar. Y en ese hogar crecía y se fortalecía; lleno de sabiduría y la gracia de Dios estaba con Él. Esta sola
cita da para mucha reflexión. En este momento nos quedaremos solamente con el
hecho de que Jesús se educó en su hogar con José y María.
30.
Desde antes de Cristo ya
existían en diversas culturas (India, China, Egipto, Mayas, Griegos) diferentes
maneras de educar a las nuevas generaciones. Con los judíos existían también escuelas desde la época de Cristo como
por ejemplo la de Gamaliel en donde estudió San Pablo. Entonces ¿por qué Jesús
fue educado por sus padres?
31.
Aquí también interviene el
Beato Juan Pablo II que dijo:
“…es en la sagrada Familia, en esta originaria «iglesia
doméstica», donde todas las familias cristianas deben mirarse. En efecto, «por
un misterioso designio de Dios, en ella vivió escondido largos años el Hijo de
Dios: es pues el prototipo y ejemplo de todas las familias cristianas»” (Juan
Pablo II, exhortación apostólica: Redemptoris
Custos ¾Sobre la Figura y Misión de San José¾, n. 7).
32.
La Sagrada Familia es modelo
de todas las familias cristianas. Nada en ella es casual o sin importancia. Si Jesús
fue educado, crecía, se fortalecía, lleno de sabiduría en su hogar, no en algún tipo de escuela o institución, quiere decir
que la Sagrada Familia nos está dando modelo y ejemplo de lo que tiene qué
hacer una familia cristiana.
33.
¿Cómo educó José y María a
Jesús? Este es un tema que veremos en el siguiente capítulo.
CAPITULO 2: LA EDUCACIÓN DE Jesús
34.
Jesucristo, además de ser
Dios, también era hombre en toda la plenitud del término; excepto en el pecado[3].
Esto quiere decir que su humanidad seguía las leyes naturales y crecía como
cualquier ser humano y por lo tanto fue educado como requiere cualquier ser
humano, pero sin dejar de ser Dios. Obviamente Dios no necesita educación, pero
la humanidad de Jesús sí.
35.
Dios escogió a José y María
para educar la humanidad de Jesucristo. Meditemos en qué lo educaron. Para esto
nos serviremos de algunas citas del Magisterio de la Iglesia:
Desde
los primeros siglos, los Padres de la Iglesia , inspirándose en el Evangelio, han
subrayado que san José, al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con
gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su
cuerpo místico, la Iglesia ,
de la que la Virgen Santa
es figura y modelo. (Juan Pablo II, exhortación apostólica: Redemptoris Custos ¾Sobre la
Figura y Misión de San José¾, n. 1).
36.
En la cita anterior se ve
claro cómo Jesús fue educado por José
—y obviamente
también por María—; en su casa, en su hogar.
Veamos lo que continua diciendo el Beato Juan Pablo II:
El crecimiento de Jesús «en sabiduría, edad y gracia» (Lc
2, 52) se desarrolla en el ámbito de la Sagrada Familia , a
la vista de José, que tenía la alta misión de «criarle», esto es, alimentar,
vestir e instruir a Jesús en la
Ley y en un oficio, como corresponde a los deberes propios
del padre. (Juan Pablo II, exhortación apostólica: Redemptoris Custos ¾Sobre la Figura y Misión de San José¾, n. 16).
37.
El Papa
dice que este crecimiento se desarrolla
en el ámbito de la Sagrada Familia, a la
vista de José —y obviamente también a
la vista de María—; esto quiere decir que la educación de Jesús fue
en su hogar, y si ésta fue la manera en que la Sagrada Familia ejerció la
educación, entonces, por lo tanto, la educación tiene qué ser a la vista de los padres.
38.
Mucho del
problema educativo de hoy en día es que la educación de los hijos en gran
medida no está a la vista de los padres.
Los padres ya no ven a sus hijos crecer en sabiduría y gracia de Dios. No los
ven porque por la deficiente educación los hijos no se están formando como
deberían y más bien podríamos hablar de una deformación
en las nuevas generaciones (las estadísticas lo indican).
39.
Y tampoco
los hijos se educan ni crecen a la vista
de los padres ya que los hijos pasan muchas horas sin convivir con sus padres y hermanos, porque pasan mucho tiempo en el
sistema escolar y en muchos casos además
en clases particulares; y también porque los padres no están con ellos, están
demasiado ocupados con sus propios asuntos
(descuidado sus prioridades) y los hijos son abandonados, muchas veces no solamente físicamente sino emocional y
espiritualmente:
“sufren
los hijos, privados del padre o de la madre y condenados a ser de hecho huérfanos
de padres vivos.” (Juan Pablo II, Carta a las Familias, n. 14).
40.
La cita
sobre la Figura y Misión de San José que citamos algunos párrafos arriba nos
proporciona más información sobre la educación de Jesús; se habla de instruir
a Jesús en la Ley
y en un oficio. Esto quiere decir
que la humanidad de Jesús fue educada espiritualmente y también en un oficio;
lo que significa que se le enseñó a orar, a alabar a Dios, a leer la Sagrada
Escritura, orar con los Salamos, cumplir los preceptos sagrados, etcétera.
41.
Para
que Jesús leyera la Sagrada Escritura se le tuvo que enseñar obviamente a leer.
Esto significa que José y María enseñaron a leer a Jesús, y con ello lo
civilizan. Los historiadores hablan de historia cuando se usa la escritura y de
pre-historia cuando no existe; visualizando el uso de la escritura como un
elemento esencial de civilidad y cultura. Lo que significa que además de
los aspectos espirituales-religiosos también lo educaron en lo cultural.
42.
El otro
aspecto es el oficio, respondiendo al llamado de Dios, es decir, a la vocación
de trabajar, de someter la tierra: “Y los bendijo,
diciéndoles: «… llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a
las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra»”
(Génesis 1, 28).
43.
Esto quiere decir que a
Jesús se le enseñó a trabajar y a desarrollar una vocación laboral o profesional. Todo esto junto se ordena a que
Jesús se enfoque a cumplir su misión
aquí en la Tierra que tiene que ver con la Redención
del género humano.
44.
Entonces tenemos tres
elementos claves que nos enseña la Sagrada Familia en la educación, encaminada
a cumplir la misión divina: espiritualidad,
desarrollo cultural y vocación; todo esto a la vista de los padres; es decir, el tipo de educación que recibió
Jesús es la educación en el hogar.
Vamos analizar cada aspecto de esta educación en los siguientes capítulos.
CAPITULO 3: DESARROLLO CULTURAL
"La persona humana, sólo y exclusivamente por la cultura, es
decir, por el cultivo de los valores y de los bienes naturales, puede alcanzar
su verdadera y plena humanidad." (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, ¾Sobre la Iglesia en el mundo
actual¾ n.
53).
"El servicio a la persona y a la sociedad humana se manifiesta y
se actúa a través de la creación y la
transmisión de la cultura" (Juan
Pablo II, exhortación apostólica: Cristifideles
Laici ¾Vocación y
Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo¾, n. 44).
45. Como se observa, la cultura es un aspecto esencial en el desarrollo
de la persona humana. La cultura es parte de la educación integral; y para que la educación sea así debemos conocer
la totalidad humana, la cual se compone de cuerpo y espíritu:
"El hombre es corpore et anima unus («una unidad de cuerpo y alma»)." (Catecismo
de la Iglesia Católica, n. 382).
46. Y la cultura se enfoca a cultivar los valores. Existen valores fundamentales, que sólo desde la
perspectiva humana enriquecen a la persona. Estos son valores como: el bien, la
belleza, la verdad, etcétera. Estos valores deben inspirar toda educación
auténtica. Además, estos valores tienen como fuente a Dios mismo. Porque Dios
es el Bien, es la Verdad, es la Belleza, etcétera. Por lo tanto están en
perfecta armonía con la fe cristiana.
"…dice Jesús: «Yo soy … la
Verdad" (Juan 14, 6).
"Dios es la Verdad
misma" (Catecismo de la Iglesia
Católica, n. 215).
"Estas bellezas sujetas
a cambio, ¿quién las ha hecho sino la Suma Belleza, no sujeta a cambio?" (Catecismo de la Iglesia Católica, n.
32).
"…Dios, el supremo
Bien" (Catecismo de la Iglesia Católica, n.
1744).
"La gloria para la que Dios creó a sus criaturas consiste en que tengan
parte en su verdad, su bondad y su belleza." (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 319).
47. La persona humana debe reconocer
y vivir los valores. Y los padres son los principales encargados de que sus
hijos tengan el auténtico contacto con los valores, para que los vivan.
48.
Los padres tienen a su disposición todas las ciencias que buscan la
verdad (la Matemática, la Física, la Historia, la Biología, la Ontología,
etcétera). Todas las artes que buscan la belleza (la Pintura, la Escultura, la
Literatura, la buena Música, etcétera). Todas las obras buenas que se pueden
hacer por amor a los demás (atender, convivir o ayudar a los más necesitados:
huérfanos, ancianos, gente que vive en extrema pobreza, en la ignorancia,
etcétera). Y en todo esto no se olvide el estudio y la práctica de la ética y
de la moral, que tienen que ver con la verdad y el bien de los actos humanos. En
todos estos valores existen muchas actividades que se pueden hacer en la
educación de los hijos.
49.
Esta educación en los valores fundamentales o trascendentales tiene su
culminación o su enriquecimiento máximo cuando se reconoce al Dios vivo y
personal como fuente y esencia de
ellos. Y es la educación en casa la que puede encarnar de la mejor manera estos valores en los hijos. Lograr que
los hijos amen la verdad, el bien y la belleza.
50.
A veces se piensa que educar en casa o en el hogar es muy complicado. Esto se percibe por el
esquema que el sistema escolar nos ha transmitido, pero es más simple de lo que se piensa. Lo que se
necesita es romper mentalmente con
esa estructura escolar y ver las cosas con más simplicidad, veamos.
51.
Ya Aristóteles, como
mencionamos antes, desde siglos antes de Cristo había descubierto una gran
verdad: “Todos los hombres tienen
naturalmente el deseo de saber”
(Metafísica, libro 1, capítulo 1). Y lo que hace la buena educación es seguir
alimentando este deseo de saber; la mala educación lo atrofia.
52.
Desafortunadamente el
sistema escolar —en términos generales y cómo mencionamos antes— tiene muchos defectos
pedagógicos y suele disminuir o anular este deseo de saber. Además de que
separa o desintegra a la familia muchas horas; cuando precisamente son los
males emocionales, psicológicos y adictivos los que perjudican al ser humano y
a la sociedad, y estos se originan principalmente
por falta de vínculos afectivos en la familia. Entonces si la educación tiene
que llevar al ser humano a la plenitud, entonces un tipo de educación que
desune o desintegra a la familia es errónea.
53.
Es obvio la cantidad de
gente que en el sistema escolar no le gusta conocer por amor a la verdad; si “estudia” es para pasar un examen; pero no por
gusto. La educación no es tanto querer meter a veces “a fuerzas” una cantidad
de conocimientos en un lugar (la mente); sino es más bien encauzar y dirigir las potencialidades humanas, siguiendo la
naturaleza humana en su deseo de conocimiento. Con lo cual la “imagen mental”
es más bien como encauzar y dirigir una corriente de agua hacia el desarrollo y
amor de los valores, principalmente los valores fundamentales: verdad, bien y
belleza, que tienen a Dios como fuente y meta.
54.
Por eso unos papás que
hacen educación en el hogar no es lo ordinario que tengan qué preparar una
clase y luego darla a los hijos “tipo escuela”; sino crear el ambiente adecuado para que los hijos se
muevan a aprender diversas disciplinas y temas, así como desarrollar diversas
habilidades humanas, tanto intelectuales como volitivas[4],
así como también espirituales; a través de diversas herramientas.
55.
Las herramientas son
múltiples y numerosas (en internet se puede encontrar muchas de ellas e
información al respecto). Además cada padre de familia tendrá que decidir qué
herramientas usa de acuerdo a su diseño
educativo. Ya que este tipo de educación permite precisamente esto, que
cada familia diseñe su educación de
acuerdo a lo que Dios le pide en
particular. Por eso en necesaria la vida espiritual profunda de los padres
de familia; y para ver con claridad tenemos que estar cerca de la luz:
“Jesús
les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que
me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida»” (Juan 8, 12).
56.
Como mencionamos antes, los
hijos, y principalmente cuando son niños, suelen aprender de manera muy eficaz
y eficiente las cosas a través del juego. Se sabe en la ciencia educativa que
entre más participación o involucramiento tenga el educando en su propio
aprendizaje más aprende y se desarrolla. Lo esencial aquí es poner el ambiente
educativo y guiar a los hijos.
57.
Pondré un ejemplo para
tratar de explicar esto, pero entendiendo que cada padre de familia puede
hacerlo según sus circunstancias y diseño educativo. Por ejemplo, para saber sobre
un aspecto de las ciencias naturales —en este caso animales— se puede tener algunos animales en casa o si no es el caso visitar
un zoológico en familia, observando a los animales, tomando nota de algunos
nombres sobre los animales; y luego de pasar un día alegre con la familia en el
paseo al zoológico, al día siguiente se pueden dibujar los diferentes animales
que se vieron o seleccionaron, después se puede investigar en alguna fuente:
enciclopedia, internet, etcétera, sobre cómo viven esos animales, dónde viven,
cómo se clasifican, etcétera. Después se pueden ver algunos documentales sobre
esos animales y también inculcar a los hijos la alabanza y el agradecimiento a
Dios por habernos dados estos animales tan variados y maravillosos; de esta
manera el hijo aprende sobre los animales de una manera lúdica, agradable, en
el amor de sus padres, de su familia y con visión espiritual. Este conocimiento,
será difícil que se le olvide pero además hay una actitud positiva ante el
conocimiento por la manera en que se inculca y crece el amor por el
conocimiento y la verdad, en este caso por las ciencias naturales (en este
aspecto concreto sobre la fauna).
58.
En el ejemplo anterior no
se tuvo que preparar ninguna clase, no hubo pupitres, ni exámenes, sino unas
actividades agradables pasadas con los seres que más amamos y los hijos
aprenden a aprender, aprenden a investigar, desarrollan diversas habilidades
humanas y a enriquecerse ellos mismos; los padres solamente guían, dirigen,
apoyan, etcétera.
59.
Claro que esto no está
peleado con tener apoyos especializados en algunos aspectos como clases
particulares de alguna disciplina, según el caso y el plan educativo de los
padres. Pero la esencia de la educación y la formación cultural en el hogar es
precisamente ese: recibir el conocimiento de la verdad, de la belleza y del
bien en el amor familiar. Esto tiene
grandes consecuencias en la formación de un ser humano, tanto en la dimensión
natural como sobrenatural.
60.
Todo esto está en la línea
del Magisterio de la Iglesia que a través del Beato Juan Pablo II nos dice:
"Algunas convicciones se revelan
especialmente necesarias y fecundas en la labor formativa. Antes que nada, la
convicción de que
no se da formación verdadera y eficaz si cada uno no asume y no desarrolla por
sí mismo la responsabilidad de la formación. En efecto, ésta se configura
esencialmente como «auto-formación»."
(Juan Pablo II, exhortación apostólica: Cristifideles
Laici ¾Vocación y
Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo¾, n. 63).
"El proceso educativo lleva a la fase de la autoeducación, que se alcanza cuando,
gracias a un adecuado nivel de madurez psicofísica, el hombre empieza a «educarse él solo»." (Juan Pablo II, Carta
a las Familias, n. 16).
61.
La autoeducación es por tanto un objetivo esencial de la educación que
los padres tenemos que conseguir en nuestros hijos; que ellos asuman su
deber-derecho de educarse y buscar la verdad toda la vida. Y es la educación en
el hogar la que ofrece la mejor posibilidad para este aspecto (y para los
demás, obviamente).
62.
Es importante entender, por
tanto, que educarse en familia, es decir, la educación en el hogar parte de
otro planteamiento distinto al
tradicional sistema escolar. De hecho la educación en el hogar ofrece las
posibilidades de implementar los lineamientos adecuados que la ciencia
educativa ha aportado a la humanidad, cosa que la educación del sistema escolar
se aleja de ellos.
63.
El desarrollo cultural es por tanto proporcionar a los hijos esa
cultura básica que todo ser humano necesita para desarrollar posteriormente
otras disciplinas que el educando decida en orden a realizar la vocación que
Dios le pida. Pero este proporcionar no es bajo el sistema escolarizado, sino
bajo el sistema natural de la familia que guía, dirige y fomenta el amor a la
verdad, al bien y a la belleza que llevan a esa Verdad, Bien y Belleza que es
Dios mismo.
CAPITULO 4: LA EDUCACIÓN ESPIRITUAL
64.
Este capítulo no pretende
decir cómo tiene que ser la educación espiritual, ni dar criterios o
directrices al respecto (esto quizá podría ser tema de otra obra). También es
verdad que respecto a la vida y crecimiento espiritual ya existe mucha
información; y además cada familia siguiendo la Voluntad Divina descubrirá qué
camino y prácticas espirituales Dios quiere para su familia.
65.
En este capítulo
abordaremos el aspecto de la importancia
sobre la educación espiritual de los hijos y de la importancia de este
crecimiento espiritual en la familia como el fundamento de su vida y desde donde parte la vida, criterios,
decisiones, organización y estructura de la familia.
66.
La educación espiritual es
el centro de la educación del ser
humano. Como decía San Agustín respecto a Dios:
“…nos
creaste para ti y nuestro corazón andará siempre inquieto mientras no descanse
en ti.” (Confesiones).
67.
Y también el Magisterio de
la Iglesia:
"Dotada de alma espiritual, de entendimiento y de
voluntad, la persona humana está desde su concepción ordenada a Dios y
destinada a la bienaventuranza eterna. Camina hacia su perfección en la
búsqueda y el amor de la verdad y del bien. (Catecismo de la Iglesia Católica, n.
1711).
68.
Nuestra plenitud, el
sentido de nuestra vida y la felicidad están ligadas a nuestra relación con
Dios. En la medida en que nuestra relación con Dios aumenta, vamos adquiriendo
mayor plenitud como seres humanos. Esta relación nos lleva a unirnos cada vez
más a Jesús y por tanto a asemejarnos cada vez más a Él. San Juan de la Cruz lo
explica así:
“la propiedad del amor es igualar al que ama
con la cosa amada” (Cántico B, canción 27)
69.
Esto quiere decir que entre
más amemos a Dios, más nos vamos a asemejar a Él y adquiriremos mayor
plenitud y realización, con lo cual también la dicha y felicidad interiores
aumentarán.
"El primer mandamiento nos ordena amar a Dios sobre todas las
cosas y a las criaturas por Él y a causa de Él." (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2093).
"Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo
de la perfección." (Colosenses 3, 14).
70.
Este amor a Dios nos
lleva a una unidad cada vez mayor con
Él y a amar al prójimo en orden a Él. Y amar a Dios significa principalmente
hacer su voluntad:
"No
todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos,
sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial." (Mateo 7:21).
71. Este es el corazón y el
objetivo del camino que nos ha dejado Jesús. En esta cita está
prácticamente dicho todo; para entrar en el Reino de los Cielos hay que hacer la Voluntad de Dios, no hay
otro camino. El seguir a Cristo significa esto; si no hacemos la Voluntad de Dios no
estamos siguiendo a Cristo. Porque seguir a Cristo ¾ser
cristiano¾ significa imitarlo, porque Él es el Camino (cfr. Juan 14, 6). ¿Y a
qué vino al mundo? Veamos lo que Él mismo dice:
"...porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me ha enviado." (Juan 6:38).
72.
Por lo tanto, también nosotros tenemos que decir: «hemos venido al
mundo no para hacer nuestra voluntad, sino la de Dios»; y no solamente decirlo
sino hacerlo vida. Y esta voluntad está expresada precisamente en la
Revelación Divina y plasmada en la vida de Cristo que es nuestro Camino,
es decir, es el modelo que nos pone el ejemplo, es el Maestro a imitar. Pero
también tenemos que aplicarlo a los detalles y decisiones de nuestra vida en
particular, para escoger lo que Dios
quiere que escojamos entre los diversos caminos y bienes que nos ofrece la
vida. Esto implica de nuevo una espiritualidad
profunda con Dios.
"Quien dice que permanece en Él, debe vivir como vivió
Él." (1 Juan 2, 6).
73.
En la vida espiritual y en la santificación ésta es la
diferencia: o trabajamos con todas nuestro ser para realizar la Voluntad de Dios en todas nuestras
acciones o sencillamente no lo hacemos y no nos interesa, y entonces nos
enfocamos a hacer nuestra voluntad, sin importarnos si coincide o no con la de
Dios. Es decir o vivimos para Dios o acabamos viviendo para nosotros o para
otras cosas que no son Dios. O vivimos para seguir a Jesús y hacer su voluntad
o seguimos viviendo para nuestra voluntad y nuestras cosas, nuestros proyectos,
nuestros bienes, etcétera.
74.
De hecho los sacramentos, la Palabra de Dios, la oración,
la Misa, etcétera son para tener la luz para conocer la Voluntad de Dios y
tener la fuerza para cumplirla. Si no es así corremos el riesgo de caer en una tibieza espiritual (que a Dios no le
gusta[5]) y
estar en un estado de confort en donde pensamos que somos muy buenos porque
solamente vamos a Misa, nos confesamos de vez en cuando y no hacemos —según nuestro criterio— cosas graves.
75.
Es decir, caemos en una religión solamente de cumplir algunas prácticas, pero sin una
conversión verdadera, sin una entrega total a Cristo que nos lleve a seguir a Jesús, ser discípulos de Él de
todos los días y que busquemos de corazón agradarlo en todo y vivir para Él, no
para nosotros; vivir para hacer su Divina y Bondadosa Voluntad que es Vida,
Amor y Delicia y no nuestra voluntad o la de algún otro.
76.
Y la finalidad principal de la educación en el hogar y
que tiene que integrar lo demás es
precisamente ésta: que los hijos se
formen en la voluntad de Dios, que para ellos sea lo principal en su vida hacer la voluntad de Dios; de esta
manera se entra al Reino de Dios y
este Reino empieza de alguna manera a venir a la Tierra: “venga tu Reino”
(Mateo 6, 10); además también de ganarse la vida eterna. El hogar tendría que
ser por tanto la escuela de la Divina Voluntad.
77.
En la Sagrada Familia todo
era Voluntad Divina, todos vivían
para hacerla vida en cada uno de sus actos o acciones. Esta Sagrada Familia
también desea ser nuestro modelo y nuestra guía. Pero además, de alguna manera,
nos quiere abrazar para pertenecer a
ella. Es como si la Sagrada Familia creciera en la medida que una persona y
sobre todo una familia viven para hacer la
Voluntad de Dios. En la Sagrada Escritura Jesús nos invita a pertenecer a
Él como familia precisamente haciendo su Voluntad:
"Pues
todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi
hermana y mi madre." (Mateo 12, 50).
78.
La oración, la lectura y
meditación de la Palabra de Dios, los sacramentos, etcétera; es decir, la vida
espiritual nos tiene que llevar a este objetivo: Hacer la Voluntad de Dios. Es por eso que la educación espiritual
es el centro y finalidad de la educación que los padres tienen que dar a sus
hijos para que estos hijos tengan como objetivo
central de sus vidas Hacer la Voluntad
de Dios. Y esta Voluntad Divina dirija todas sus acciones: estudio,
trabajo, vocación, decisiones, etcétera.
79.
La vida espiritual tiene
que llevarnos —como hemos mencionado— a una conversión del
corazón, enamorarnos del Amor que es Dios mismo. Y deleitarnos en una vida de
seguimiento y de vivencia en su adorable Voluntad.
CAPITULO 5: LA EDUCACIÓN PARA LA VOCACIÓN
80.
Al vivir una vida
espiritual enfocada a realizar y hacer vida la Divina Voluntad, la cuestión de
la vocación es una consecuencia. Veamos
un aspecto de lo que dice el diccionario sobre la vocación:
Vocación: "Inspiración con
que Dios llama a algún estado, …" (Diccionario de la lengua española de la
Real Academia Española).
81.
Respecto a la vocación, el diccionario afirma que es una inspiración por la que Dios llama a alguien a cierto estado. La vocación es por tanto un llamado de Dios. Dios llama a
alguien a que realice algo o viva de algún modo. Podríamos afirmar que también
es una misión. También podríamos decir
que la misión a la que Dios nos llama a la vida puede tener también muchas
manifestaciones e incluso varias sub-vocaciones que van completando la vocación
principal a la que Dios nos llama a la existencia.
82.
Y la vocación principal a la que Dios nos ha llamado es su Divina
Voluntad. Tendríamos que decir con Jesús, nuestro modelo y camino:
"...porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me ha enviado." (Juan 6:38).
83.
Claro que en términos
generales la Voluntad de Dios es lo que ha Revelado (el amor, el perdón, el
cumplimiento de los mandamientos, etc.); pero también están los caminos
concretos a los que llama a cada quien a cumplir su Voluntad (sacerdote,
casado, religioso, etcétera). Y además estos caminos concretos se desglosan en
otros aspectos: sacerdote diocesano, sacerdote religioso, casado y además
médico o casado e ingeniero, etcétera. Y así podemos seguir en muchos detalles
que son consecuencia de las decisiones
que se van tomando en la vida.
84.
Cuando una persona decide
vivir para Dios y, por tanto, para hacer su Voluntad, estas decisiones son de acuerdo a la Voluntad
Divina. De esta manera Dios va tejiendo
la vida de cada quien, logrando con ello el cumplimiento pleno de la misión de
esa persona de acuerdo a la Voluntad Divina; y la vida de esa persona llega a
una realización y bellezas plenas, que se derivan en dar mucho fruto.
85.
La labor educativa de los
padres es inculcar este enfoque de la vocación de los hijos para que ellos la
busquen, la descubran con toda la responsabilidad y seriedad que esto conlleva
y encaren este compromiso con el amor y la entrega que Dios espera.
86.
Por lo tanto los padres no
podemos imponer la vocación porque
nosotros no somos Dios y estaríamos invadiendo terrenos que no nos
corresponden, nuestra labor es ayudar a los hijos a descubrir su vocación
respectiva, apoyarla, acompañarlos y hacerles ver la seriedad de su llamado sea
cual sea, y por tanto de su respuesta
amorosa a Dios que llama.
87.
La educación en casa
permite este objetivo educativo con toda plenitud, ya que al estar con los
hijos en gran cercanía se les puede conocer muy bien, ver sus debilidades y sus
fortalezas, conocer desde pequeños sus aptitudes, cualidades, dones y gustos;
de esta manera se puede abordar el aspecto de la vocación con gran eficacia.
88.
Tristemente en el sistema
escolarizado hay mucha desorientación sobre el descubrimiento de la propia
vocación; además de que los horarios que maneja aísla a los hijos muchas horas
al día de la vista de los papás, lo
cual dificulta a los padres el conocimiento de sus hijos que a su vez limita el
poder ayudarlos para que ellos se conozcan a sí mismos. Es obvio que este
aislamiento no afecta solamente el aspecto de la vocación, sino también el
emocional y espiritual (cuestiones que ya ha estudiado a fondo la psicología,
la antropología humanista y la pedagogía; y para muestra de cómo este
aislamiento ha perjudicado a la sociedad basta ver las estadísticas sociales,
como las del inicio del libro).
89.
Una reflexión importante es
pensar en la clase de mundo que tendríamos si cada habitante del planeta
cumpliera con la vocación que Dios le pide y de la manera en como se la pide. Y
no solamente el asunto de la vocación sino que cada habitante en cada cosa que
hace y en cada momento de su vida hiciera la Voluntad Divina. Obviamente
tendríamos otro mundo, muy cercano a un paraíso. Y de esta manera permitiríamos
que Dios reinara plenamente en cada
corazón y en toda la humanidad.
90.
Por eso hay que dejar que
sea la Sabiduría Divina la que decida las cosas. Solamente Ella sabe qué nos
conviene, como individuos, como familia y como humanidad. Ella sabe cuántos
hijos conviene tener a cada familia, qué diseño educativo específico les
conviene, qué vocaciones les conviene y le conviene al mundo, cuántos esposos,
cuántos sacerdotes, cuántos artistas, cuántos ingenieros, cuántos matemáticos,
etcétera.
91.
Si nos soltáramos a su
Voluntad, Dios gobernaría en cada decisión y de esta manera su Reino crecería en el mundo. Los padres
de familia tenemos una responsabilidad muy grande en todo este plan Divino.
92.
El plan del Querer Divino
es que Dios quiere amar y educar a través de los padres de familia; es decir,
que la Paternidad Divina pase a los hijos a través del padre y la madre.
Tenemos que permitir que Dios sea el que eduque en nuestro hogar. Por eso es
necesario que los padres de familia se unan
lo más posible a Dios y sean obedientes a su Voluntad.
93.
En este sentido no estamos
solos para esta gran tarea, trabajamos en equipo con Dios y bajo la guía de su
Sabiduría infinita. Que además es todopoderoso y es la bondad misma. Por eso
sin temores eduquemos como Dios quiere.
“¡No
tengan miedo! Abran de par en par las puertas a Cristo” (Juan Pablo II, 22
octubre 1978).
94.
Abramos entonces las
puertas de la educación en el hogar y de nuestra alma a Cristo.
CAPITULO 6: ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA EDUCACIÓN EN CASA
"El educador es una persona que «engendra» en sentido espiritual. Bajo
esta perspectiva, la educación puede ser
considerada un verdadero apostolado. Es una comunicación vital, que no sólo
establece una relación profunda entre educador y educando, sino que hace
participar a ambos en la verdad y en el amor, meta final a la que está llamado
todo hombre por parte de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo." (Juan Pablo II, Carta
a las Familias, n. 16).
95.
Educarse en familia es por
tanto la manera natural de educar. Si vemos con profundidad las cosas, podemos
ver que es la manera ordinaria que Dios quiere que eduquemos a los hijos. El
ejemplo más palpable es la Sagrada Familia que es nuestro modelo.
96.
Si volvemos a los orígenes,
cuando Dios crea a la primera pareja y da inicio la primera familia de Adán y
Eva, es obvio que no había escuelas. Fueron Adán y Eva los que educaron a sus
hijos. Esta educación cumple con el fundamento de la educación que es que el
conocimiento, la verdad, tiene que
transmitirse a través del amor. Y no
hay mayor amor para los hijos en este mundo cuando son hijos de familia que el
amor de sus padres.
97.
No hay otro valor mayor en
Cielos y Tierra que el amor. Y en el
plan de Dios ese es el cometido de la familia y del matrimonio; que dos
personas de sexo opuesto se unan en amor verdadero toda la vida y fruto de este
amor traigan a la existencia con la
intervención Divina (que crea el alma) nuevas personas humanas —imágenes de Dios— para educarlas en el amor y puedan acceder al Reino de los
Cielos, en donde el amor está hasta en
el “aire que se respira”. Y este amor parte de la Voluntad Divina.
98.
En lo que hemos visto está
suficiente información para reflexionar, pensar y meditar sobre la educación en
casa e incluso estructurar y diseñar un plan educativo para el hogar. Una vez
que se decide hay que empezar a
trabajar y enfocarse.
99.
En este momento veremos
algunas recomendaciones, fruto de la experiencia familiar, profesional y de
otras familias que hemos conocido o acompañado en esta fascinante educación en
el hogar.
Decidirse pero no empezar (la planeación eterna)
100.
Hay personas que han
tomado la decisión de hacer educación en el hogar, sacan a sus hijos del
colegio o escuela pero pasa el tiempo y no empiezan; lo posponen, lo posponen y
lo posponen. Planean y vuelven a planear y no se inicia la educación.
101.
Las razones pueden ser
múltiples: inseguridad, miedo, irresponsabilidad, flojera, negligencia, falta
de disciplina, inconstancia, egoísmo, superficialidad, falta de reflexión,
etcétera.
102.
Un aspecto básico de la educación es la
formación de hábitos buenos (virtudes); y los hábitos se forman con la constancia
y la repetición de una acción o conducta. Por tanto no empezar es dejar a los
hijos a la deriva (como ovejas que no tienen pastor[6]),
sin adquirir hábitos espirituales, culturales, intelectuales y sobre todo de la
voluntad que es tan importante; todo
esto puede afectar a los hijos en la disciplina, responsabilidad y muchas otras
cosas más. Aquí lo importante es empezar. Hacer un plan sencillo; que incluya
los aspectos fundamentales (desarrollo cultural, vocación y vida espiritual) y
sobre la marcha se realizan ajustes.
103.
Lo importante es enfocarse en el hecho de que
es el amor por el que se transmite el conocimiento y la verdad (que es lo que
proporciona la educación en el hogar) lo
importante, no tanto el método en específico. Y por este eterno planear ¡los hijos no son educados en el hogar!
Metoditis
104.
Este aspecto está relacionado con el anterior.
Muchos padres o madres de familia están buscando eternamente “el mejor método para enseñar”; cuando —como mencionamos
anteriormente— el mejor “método” son ellos. Es su amor, su presencia personal con cada uno de sus hijos lo que marca la diferencia.
105.
Entonces estas personas invierten mucho tiempo
en buscar el mejor método para aprender una cosa y si después alguien les dice
de otro dudan o cambian al otro, e invierten ahora tiempo en aprender el otro
método y así se la pueden llevar mucho tiempo; y ¡los hijos no son educados en el hogar!
Falta de disciplina y constancia
106.
A
veces los padres o alguno de ellos no es constante y disciplinado en sus
actividades o deberes. Esto obviamente perjudicará a los hijos; incluso hagan o
no hagan educación en el hogar. Esto refleja deficiencias serias en la persona
(el padre o la madre) y está muchas veces relacionado con la irresponsabilidad.
107.
Si un progenitor se encuentra en esta
situación es importante que modifique esta conducta, pues perjudicará a los
hijos —y como
insistimos, los perjudicará haga o no educación en el hogar— incluso si fuera necesario le convendría buscar
una ayuda adecuada para cambiar esta situación. Y esta inconstancia y falta de
disciplina fácilmente contagiará a los hijos y además impedirá que ¡los hijos no sean educados
en el hogar!
Falta de prioridad y distracciones
108.
Esta es una trampa muy
sutil y fácil de caer. Las distracciones pueden ser variadas. Desde cuestiones
imprevistas: llamadas telefónicas (hay personas que pierden mucho tiempo en
esto), visitas, vida social, necesidad de estar en la calle, etcétera; hasta
comprometerse en cosas muy nobles (porque se piensa que hay más tiempo por
educar en el hogar) pero que no son la
prioridad para unos padres de familia.
109.
Esto no quiere decir que no se pueda uno
involucrar en otras actividades, pero existen prioridades; y no es correcto
descuidar lo más importante por lo menos importante. Para unos padres de
familia, su prioridad son sus hijos y su educación. Lo demás se podrá hacer,
siempre y cuando no se descuide lo primero.
110.
Lo que es claro es que para los que Dios llama
a la paternidad, su Divina Voluntad es que la prioridad para ellos sean sus
hijos:
"Y tomando un niño, le puso en medio de
ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como
éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí
sino a Aquel que me ha enviado.»" (Marcos 9, 36-37).
"Si
tienes hijos, edúcalos" (Eclesiástico 7,
23).
"El derecho-deber educativo de los padres se califica como esencial… como original y primario,… por la unicidad de la relación de amor que
subsiste entre padres e hijos" (Juan Pablo II,
exhortación apostólica: Familiaris
Consortio ¾La Familia en los Tiempos
Modernos¾, n. 36).
"El derecho-deber educativo de los padres se califica como… insustituible e inalienable y que, por
consiguiente, no puede ser totalmente delegado o usurpado por otros." (Juan Pablo II, exhortación apostólica: Familiaris Consortio ¾La Familia en los Tiempos Modernos¾, n. 36).
111.
Esta prioridad que
Dios quiere está fuera de dudas; por tanto, las otras actividades
complementarias o extras en nuestra vida, por muy nobles que sean (incluso
otros apostolados en la Iglesia) tendrán que discernirse y analizar si realmente Dios nos lo pide. Y si
realmente es Dios el que nos está pidiendo esta actividad extra, entonces no
afectará a la misión principal a la
que Dios nos ha llamado que es la educación y formación de nuestros hijos.
112.
Puede pasar incluso que por institucionalizar,
legalizar o promover la educación en el hogar se descuide la educación de los
propios hijos. Hemos conocido el caso de personas que al decidirse hacer
educación en el hogar estuvieron muy enfocados por legalizar, institucionalizar
e incluso promover esta educación y después acabaron devolviendo a sus hijos al
sistema escolar. Por otro lado, teniendo ya los programas de la SEP no tiene
mucho sentido buscar más legalizaciones.
113.
La mejor promoción es el ejemplo (así como en
le evangelización) y las otras acciones tienen fuerza a partir de este ejemplo
coherente. También es verdad que por los signos de los tiempos este tipo de
educación se ha retomado para quedarse e irá cada vez difundiéndose más. Y se
ha retomado porque el fundador es Dios cuando instituyó la familia con nuestros
primeros padres y luego el modelo perfecto de la Sagrada Familia[7].
114.
También es válido que existan grupos que
tratan de estructurar institucionalizar y promover la educación en el hogar; pero hay
que cuidar, por un lado el no descuidar la propia educación de los hijos por
dedicarle demasiado tiempo a estas actividades, y por otro el no
institucionalizar y estructurar tanto la educación en el hogar que se cae otra
vez en los errores educativos del sistema escolar tradicional.
115.
No se olvide que la educación en el hogar es personalizada a cada hijo y a cada
familia; es decir que dos educaciones en casa pueden ser diferentes y además
válidas y bien hechas las dos. Porque una de las bondades más importantes de
este tipo de educación es la libertad en el diseño que tienen los padres de
familia para hacer en su hogar, ya que
por ley divina y ley natural tienen el derecho de elegir la educación de sus
hijos.
116.
Esta libertad en el diseño educativo en la
educación en el hogar permite que cada familia diseñe precisamente su educación
de acuerdo a lo que Dios les pida en
particular, de acuerdo a la Divina Voluntad y vocaciones que Dios pida a
cada hijo de esa familia. De esta manera se colabora además en la extensión del
Reino de Dios en el mundo.
117.
Por lo mismo hay que aplicar bien las
prioridades y no distraerse en otras cosas. Y aunque es válido estructurar y
promover la educación en el hogar hay que cuidar que los excesos, malas
decisiones o falta de discernimiento
no nos lleven a la paradoja de que ¡los hijos no sean educados
en el hogar!
Querer hacer educación en el hogar sin verdadera convicción
118.
Esto también suele pasar.
Hay personas que deciden hacer educación en el hogar por cuestiones económicas,
por ejemplo. Están pasando una crisis económica y ven la posibilidad de
ahorrarse unas colegiaturas. Realmente esto no es una buena decisión, para
hacer educación en el hogar hay que tener convicción fruto de la reflexión, el
amor a la verdad y del discernimiento (aunque esta convicción crezca con la
buena práctica). Es necesario que los padres lo hagan porque están convencidos
de que es la mejor educación para sus hijos.
119.
También existen personas que son
superficiales, que no reflexionan, que no aman la verdad realmente y se mueven
por emociones y sentimientos. Entonces se entusiasman con lo de la educación en
el hogar, pero cuando acaba el entusiasmo… se
acabó la educación en el hogar. Es recomendable que estas personas también
cambien o busquen ayuda, porque esta manera de ser emocional y sentimental
también perjudicará a sus hijos, hagan o no educación en el hogar. Por lo
tanto, cuando no hay verdadera convicción, no se hará una auténtica educación
en el hogar y ¡los hijos no serán educados
en el hogar!
“Demasiadas” clases particulares
120.
Las clases particulares son por supuesto un
apoyo en la educación en el hogar. Y que tienen que usarse dentro de los
criterios que hemos hablado y por tanto dentro del diseño educativo hecho por
los padres; el cual a su vez depende del aspecto cultural, espiritual y
vocacional, así también como las competencias particulares de los padres y de
los hijos.
121.
Pero lo que tenemos que cuidar es no exagerar en las clases particulares y que
de nuevo se caiga en lo mismo del sistema escolar, solamente con nombre
diferente. Y lo más perjudicial es que la educación no es realizada por el amor de los padres y con los padres en persona.
Lo cual es la esencia de la educación en el hogar.
122.
Si los hijos tienen demasiadas clases
particulares, entonces estas clases se roban el tiempo que le correspondería a
los padres dedicar a los hijos, igual que el sistema escolar se lo roba. Lo
razonable es alrededor de no más de 30% del tiempo en clases particulares, para
que el 70% sea en el amor de los padres y en el hogar (también hay variaciones
según la edad de los hijos; entre más pequeños, menos tiempo de clases
particulares). Por tanto cuidemos este aspecto, ya que además del exceso de
clases se invierte mucho tiempo en trayectos, traslados y ¡los hijos no son educados en el hogar!
Egoísmo
123.
El egoísmo es un cáncer para la familia; el
Papa Pablo VI afirmó:
"el egoísmo, enemigo del
verdadero amor" (Papa Paulo VI, Humanae
Vitae ¾La
Regulación de la Natalidad¾, n. 21).
124.
El Papa lo expresa como el enemigo del amor. Y
si es el amor en lo que se fundamenta una familia armónica y feliz, pues el
egoísmo es un cáncer que mata el hogar.
125.
Este egoísmo es fruto de una inmadurez en la
persona humana y falta de una conversión de corazón en donde el Espíritu Santo
llena con su amor. Cuando un padre o madre de familia tiene un egoísmo considerable,
acabará destruyendo la familia o afectándola en algún grado.
126.
Una persona que se ha decidido por el
matrimonio tiene que estar consciente de la seriedad de esta vocación y que
exige la entrega de sí mismo a este proyecto de Dios. A estas alturas la
persona tienen que ser capaz de realizarse en buscar el bien de los otros y no
ponerse por encima de los demás. Para un padre o madre de familia que su
trabajo, su deporte, su vida social, sus amigos, su bebida o incluso ciertos
apostolados, están por encima del cónyuge y sus hijos, tiene un problema serio.
Hay que aclarar también que actividades nobles (apostolados, voluntariado social,
etc.) pueden estar contaminadas en la
persona por egoísmos, apegos o evasión de las
responsabilidades familiares.
127.
Por supuesto que este egoísmo daña mucho a los
hijos y a la familia, se hago o no educación en el hogar. Igualmente las
personas que tienen este problema les conviene cambiar o busca una ayuda
adecuada, porque las consecuencias son muy desafortunadas y ¡los hijos no son educados en el hogar!
128.
Estos han sido algunos aspectos que pueden ser
de utilidad a personas que hacen o están pensando hacer educación en el hogar.
Obviamente no son reflexiones exhaustivas y este es un tema que posiblemente no
tenga fin.
CAPITULO 7: CONCLUSIÓN
129.
La educación en el hogar es la educación
natural en donde la humanidad tiene que formarse. La educación escolarizada
tendría que ser solamente subsidiaria
en este sentido. En esta educación en el hogar son los padres los directores y
guías, realizando en su amor un enfoque
personalizado de la educación de cada hijo.
130.
Existen tres aspectos fundamentales en la
educación en el hogar: el desarrollo cultural, la vida espiritual y la
vocación. Todo esto derivado de contemplar nuestro modelo que es la Sagrada Familia; la cual educó a
Jesús en el hogar con todo el amor y seriedad que implica esta misión, sin distraerse en otras cosas.
131.
Esta educación tiene que
culminar en la vida eterna; y en este
contexto los hogares se convierten en escuelas
de la Divina Voluntad —escuelas del FIAT Divino— en donde se enseñen a los hijos la ciencia de Dios, el hacer su
Divina Voluntad para entrar al Reino, pero también para extender ese Reino en
la Tierra.
132.
Y para esta hermosa misión
no estamos solos, tenemos la ayuda de la Sagrada Familia, de la Familia Divina —Padre, Hijo y Espíritu
Santo— y del Cielo. Es
una misión de generosidad, de entrega de un gozo podríamos decir: divino. Todo
sacrificio vale la pena por cumplir esta bellísima misión de colaborar con nuestro Dios en la formación
y crecimiento de sus imágenes divinas.
133.
Hay que recibir
a nuestros hijos, pero no solamente físicamente, sino también en nuestro corazón, no dejarlos afuera; son nuestro
tesoro, son proyecto de Dios y es un privilegio ser llamado a esta obra. Pues
educamos para la patria Celestial.
"Y
tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les
dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que
me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.»"
(Marcos 9, 36-37).
SOBRE EL AUTOR
El
autor tiene preparación en antropología humanista, ética, ciencias de la
educación, psicología, ciencias de la familia e ingeniería química.
Profesionalmente
se ha enfocado a ayudar a familias en dificultades sobre educación de los
hijos, aspectos de pareja y problemas emocionales como falta de control
emocional, depresión, ansiedad, impulsividad, explosividad,
resentimientos, heridas afectivas, etcétera.
Colabora
en la Fundación FOCO para la Familia y LLAVE para la Familia
Autor del
libro: "Catequesis Matrimonial" editado por MiNos III Milenio año
2006
Conferencista
sobre temas matrimoniales, familiares, antropológicos y éticos.
Otros libros:
"Reflexiones Matrimoniales"
"Introducción al pensamiento ético de Karol Wojtyla"
“Hacer la Voluntad de Dios”
"Misión y Funcionamiento de una casa hogar para niños"
Artículo:
Educación
sobre salario (Revista expansión, diciembre 12 del 2001).
Contacto: fundacionfoco@hotmail.com
[1] Este natural tiene el sentido de naturaleza; de ver cómo son las cosas, cómo es la manera de ser de
cada cosa y seguir esa naturaleza.
[2] Aristóteles, Metafísica,
libro 1, capítulo 1.
[3] Cfr. Hebreos 4, 15
[4] Volitivas se refiere a la facultad de la voluntad.
[5] Cfr. Apocalipsis 3, 15-16
[6] Mateo 9, 36
[7] Tampoco hay que hacer a un lado el sistema de gremios y de oficios
que prevalecieron en otras épocas y que tenían un entrenamiento familiar.